JUVENTUD Y OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO

sábado, 21 de agosto de 2010 11:10 by Zaira Angelica Reyes Maldonado
1. Erradicar la pobreza y el hambre. La pobreza afecta a más de la mitad de los jóvenes en el mundo, en sectores fundamentales de la vida como la salud, la educación, la vivienda, la seguridad y el empleo. Para revertir la situación la juventud debe ser vista y entendida como una fuerza sustancial en la lucha por la erradicación de la pobreza y la marginación. Es necesario integrarla a las políticas encaminadas al combate del hambre y la marginación.

2. Lograr la enseñanza primaria universal. Aunque la generación actual de jóvenes es la más educada en la historia, los niveles de alfabetismo entre países son todavía desiguales. Aún cuando actualmente el promedio global de alfabetismo supera el 70 por ciento, todavía es posible encontrar regiones donde dicho índice no supera el 50 por ciento. Son principalmente mujeres las que quedan excluidas de los centros de enseñanza. La desigualdad en la educación juvenil es un serio problema que deberemos combatir. Las y los niños que cursaron la primaria al inicio del siglo XXI, serán jóvenes en el año 2015 expuestos al riesgo de abandonar la escuela. Podemos contribuir en la solución si mejoramos las iniciativas de participación, si incluimos a los jóvenes instruidos en las acciones que ayuden a fortalecer una educación acorde a las necesidades actuales, que contemple la problemática global, sea de calidad, tenga pertinencia y relación con las economías basadas en el desarrollo.

3. Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer. La equidad de género es ante todo, un derecho humano. Se trata de un requisito indispensable para superar el hambre, la pobreza y las enfermedades. Igualdad entre los géneros implica igualdad en todos los niveles de la educación y en todos los ámbitos de trabajo, el control equitativo de los recursos y una representación igual en la vida pública y política. Un elemento clave para favorecer la igualdad y la autonomía es el ejercicio de las mujeres jóvenes en las decisiones que afectan su vida, desde lo individual hasta los niveles más altos de gobierno. Potenciar el liderazgo de mujeres jóvenes a nivel mundial, permitirá fortalecer las acciones encaminadas a lograr la igualdad entre hombres y mujeres. Generará alianzas que propicien el desarrollo social, económico y político.

4. Reducir la mortalidad infantil. Alrededor de 29 mil niños y niñas menores de cinco años -21 por minuto- mueren todos los días como resultado de una enfermedad o una combinación de enfermedades que se pueden prevenir o curar con métodos que ya existen y son de bajo costo. La mortalidad infantil está estrechamente vinculada a la pobreza pues la mayoría de estos niños viven en países en desarrollo. Para permitir que la infancia de hoy sean los jóvenes del mañana se deben tomar acciones concretas que apoyen la redistribución de la riqueza y se acompañen de campañas de salud que involucren a las y los jóvenes como proveedores de servicios de salud, como creadores de iniciativas que informen, prevengan y atiendan las necesidades infantiles.

5. Mejorar la salud materna. Cada minuto que pasa una mujer muere dando a luz. El embarazo es la principal causa de muerte entre las mujeres jóvenes comprendidas entre las edades de 15 a 19 años. Cada año 14 millones de adolescentes de entre 15 y 19 años están embarazadas. La salud reproductiva de las mujeres adolescentes depende de factores biológicos, sociales y económicos. Es fundamental crear programas encaminados a proveer educación, servicios de planificación familiar y cuidados pre y pos natales para reducir la morbilidad y mortalidad entre las mujeres jóvenes. Crear iniciativas globales y nacionales que rescaten las diversas necesidades, capacidades y realidades de mujeres y hombres jóvenes, incluyendo su salud sexual y reproductiva combatirá la vulnerabilidad a la que se enfrentan. Revertir esta tendencia sólo puede ser posible a través de la adopción de un enfoque de salud integral que brinde los medios necesarios para hacer partícipes a hombres y mujeres jóvenes en las políticas públicas dirigidas a ellos. La salud y el bienestar de las mujeres jóvenes constituyen el centro de la construcción de comunidades fuertes y prósperas.

6. Combatir el VIH/sida, el paludismo y otras enfermedades. La mitad de las personas que viven con VIH a escala mundial son jóvenes de 15 a 24 años. Todos los años se registran dentro de este grupo de edad cerca de 6.000 nuevas infecciones. Dado que el riesgo a contraer VIH se vincula directamente al comportamiento, es esencial que las y los jóvenes tengan acceso a información, herramientas de prevención y servicios de salud integrales. Incluir en estos servicios el diagnóstico, tratamiento y la consejería deberá ser también una prioridad en las acciones conjuntas que se emprendan. Otras enfermedades, están minando solapadamente la vitalidad y las esperanzas de los habitantes del mundo en desarrollo. Todos los años el paludismo provoca 1 millón de víctimas mortales. Ha resurgido la tuberculosis, que se consideraba erradicada, las infecciones de trasmisión sexual son un serio problema de salud entre la población joven. Reducir los daños por uso y abuso de drogas entre la población juvenil es otro de los retos para los gobiernos. Para atender dichas dificultades es preciso involucrar activamente a las personas jóvenes que las viven. Invitarlas a participar en los procesos de formulación de políticas públicas y programas de prevención, e incentivar la educación de joven a joven brinda una oportunidad que no puede olvidarse.

7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. La integración de los principios del desarrollo sostenible a las políticas nacionales es clave para una implementación y promoción exitosa de la sostenibilidad ambiental. Involucrar a las y los jóvenes en el liderazgo de proyectos responsables que alienten el uso de energías renovables e incentiven nuevas formas de consumo sustentable es crucial para se protejan los ecosistemas complejos de los que depende nuestra supervivencia. Fomentar, apoyar y facilitar la réplica de iniciativas juveniles en este objetivo, así como facilitar la cooperación entre los habitantes de nuestro planeta resulta necesario para aumentar el alcance y el impacto de cada una de las de las acciones que se emprenden.

8. Fomentar una asociación global para el desarrollo. La existencia de una economía mundial interdependiente exige nuevos retos para los gobiernos en relación a la población joven. Buscar la estabilidad financiera a nivel internacional no será posible sin la participación de mujeres y hombres jóvenes, es por esto que aumentar las oportunidades para que las personas jóvenes accedan a empleos de calidad será una estrategia que ayude a crear las condiciones para el desarrollo. Incorporar las nuevas tecnologías de información y comunicación reconociendo el liderazgo juvenil en la materia es una vía más de fortalecimiento en las acciones globales que se emprendan. Crear alianzas intergeneracionales permitirá avanzar en el combate a las desigualdades existentes entre países ricos y pobres y a la vez ayudará a atender las necesidades humanas y sociales para sostener y acelerar el desarrollo.

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